domingo, 19 de junio de 2011

Por nuestras Madres!*

¿Para qué vivimos?
Esa es una pregunta que me hago millones de veces, pero nadie sabe ayudarme a responderla.
Hasta ahora una de las razones han sido mis "amigos", pero ahora dudo hasta de que eso sea una verdadera razón de existencia. Y busco la razón, la de verdad, busco lo que realmente me hace sentirme bien y me hace seguir aquí... y lo único que encuentro es a mi madre. Es ella la que está siempre, pero SIEMPRE, cuando no hay nadie más que me seque las lágrimas y me haga sonreír. Es ella la que me da un abrazo cuando lo necesito y nadie está dispuesto a dármelo, y sin la necesidad de que se lo pida.
Y es que este año mi profesor de Filosofía me dijo una cosa: "Desde los 10 hasta los 20 años nos pensamos que ellas son nuestras enemigas, cuando ellas lo único que quieren es que seamos felices." Y tiene toda la razón del mundo. Por mucho que nos regañen, por mucho que no nos den toda la libertad que queramos, por mucho que nos manden a hacer cosas que no nos apetece o que no nos gustan, ellas lo único que quieren y desean es nuestro bien y nuestra felicidad; porque todo lo que hacen y todo lo que han hecho ha sido por y para nosotros. Y es que, al igual que mi razón de estar aquí es ella, yo sé que la suya soy yo. La razón de existencia de cualquier madre es su hijo, digan lo que digan, y sinceramente, no entendería a una madre que negase este hecho.
Y para los escépticos; no creo que todo lo que hagan nuestras madres, siempre sea lo mejor; Yo lo único que no pongo en duda son sus intenciones, porque una madre jamás desearía hacerle algún mal a su hijo. ¡Por supuesto que ellas también se equivocan! Y cuando lo hacen, se arrepienten, aunque no nos lo reconozcan, pero yo sé que lo hacen. Todo sería demasiado fácil si los hijos viniéramos con un manual de instrucciones, pero por desgracia no es así. Al fin y al cabo, ellas también son personas, y al igual que nosotros también tienen derecho a equivocarse y a pedir perdón. Y sonará mus brusco decir que es nuestra "obligación" perdonarlas, pero es así; aunque solamente sea por las tantísimas veces que han sido ellas las que nos han perdonado a nosotros.
Dicho esto, tengo que decir también que somos nosotros los que cometemos muchísimos más errores respecto a ellas, y sin pedirlas perdón ellas nos perdonan. ¿Por qué lo harán? Para esa pregunta también he encontrado una posible respuesta: Tal vez sea porque somos sus hijos, su razón de vivir.
Como conclusión, que está más clara que el agua, voy a decir que esto es lo que debemos aprender de ellas, de nuestras madres: Deberíamos aprender a perdonar, y sobretodo a perdonarlas a ellas, el día que nos toque hacerlo (si es que se da la ocasión); porque si somos capaces de perdonar a nuestros amig@s o a nuestros novi@s, ¿por qué no perdonarlas a ellas, que son las que han estado a nuestro lado desde siempre y que estarán hasta el final? ¿Por qué no pedirlas perdón, aun sabiendo que ya nos perdonaron en su momento, por cada uno de todos nuestros errores?
No sé vosotros, pero yo acabo de hacerlo, y si tengo que volver a hacerlo, no dudo de que lo haré otra vez. Porque tener una madre como la que tengo, es la mejor cosa que me ha pasado en mis 18 años, y eso sí que es una buena razón para vivir, ¡¡¡MI MADRE!!!


Te quiero Mamá!